EL INTELOGO DE VHREN
Capitulo I: Cartas de Boras
- A quien busque los vestigios de Ekrom, a quien encuentre este sendero, le insto a que se lance a caminar por esta senda, y que conozca una historia olvidada, perdida en las memorias antiguas, no será fácil encontrar sus partes, no fue fácil enlazarlas, no será fácil seguir una vez que se descubran sus tristes secretos, no será fácil encontrar el final, porque el final huye de quien lo busca, pero al final del camino, encontrara que parte de su vida ha cambiado, quizás descubra que también es un ciudadano de esa ciudad. – Boras Dien Telsilli
Carta al Maestro del Concejo de Enthashara. Mencionando como comenzó todo. Mi nombre es Boras Dien Telsilli, me conocen por ser capaz de construir mundos y tierras mediante una pluma y un poco de húmeda y negra tinta sobre los pergaminos que los mercaderes traen desde Velhillmen. Reconozco que me agrada ser conocido en Enthashara como escribano, pero nunca espere el reconocimiento que un dÃa tocó a la puerta de mi aposento, en las vÃsperas del Ejjio Haldan (*)
La tradición literaria de Ekrom privilegió la calidad humana, infantilmente madura, soñadora pero despierta de sus escritos, y en todas las generaciones busco escribanos que registren la historia de Ekrom en su más simple, pura y profunda esencia de verdad.
La distinción máxima de un escribano en el paÃs de Enthashara, fue escribir la vida de un Señor de Ekrom, suceso que ocurrÃa una vez cada sesenta años. Cada tomo escrito guardaba en si la trayectoria de hombres, de sabios, de guerreros, de héroes, de dioses, que habÃan pasado en esta tierra, por este reino. Cada tomo formo parte del Intelogo de Vhren, el primer escribano de Ekrom, quien redacto el tomo de Calemor el Nahiar. Desde Vhren hasta el Ultimo Ejjio Haldan habÃa cincuenta y nueve tomos escritos en el Intelogo, y se me encomendó escribir el tomo sesenta, el tomo de Avahor.
En mi caso sucedió algo extraño, diferente, los tomos anteriores, se escribieron después que la muerte se habÃa llevado al Señor de estas tierras, sin embargo, me toco escribir en vida de Avahor, cuestión que me tuvo intrigado durante todo el tiempo que me llevo redactar, y que solo pude dilucidar, cuando escribÃa los últimos párrafos de esa historia.
La tranquilidad de entender esta diferencia me llevo a reeditar concienzuda y afanosamente cada trozo de la historia, en pos de que cada lector pudiese hilvanar los profundos secretos que este Señor guardó consigo, las intrigas que debió soportar, los fracasos sobre un reino que se corrompÃa, y la victoria de un hombre sobre su propia razón de vida.
Desafortunadamente en la guerra contra Iveor, el Intelogo desapareció. En mis búsquedas por lo que quedó de Enthashara escuché que habÃa sido quemado por el propio Iveor. Mi desazón me llevo a vagar errante por las tierras contando mi patética historia de escribano, un escribano que perdió su mayor logro, su oportunidad de trascender en la historia de Ekrom.
A la llegada del Ejjio Bersal (*), mis pasos me habÃan llevado hasta la tierra de Calherm, cerca de Velhillmen, allà mientras colaboraba con algunos comerciantes en los registros de sus riquezas, un dÃa se presento en mi mesa una hermosa mujer. VestÃa ropajes finos, como si fuese alguna varona o mujer de alguno de los poderosos de Terra (**), y le acompañaban dos hombres que vestÃan como si fuesen a la guerra, armados con Mithrill y provistos de espadas de hoja ancha, sin duda eran extranjeros, el puerto de Thashara esta cerca de este lugar.
Cuando levante mi mirada hasta su rostro ella dijo mi nombre.
- Boras Dien Telsilli- dijo con su exquisita voz,
- yo se cual es el motivo de la tristeza de tu mirada, te he visto en cada una de las ciudades donde te dicen que encontraras el libro que perdiste en la guerra de los dioses-
Mi asombro fue dos veces grande, y la tercera vez mayor, conocÃa las tres cosas que habÃan trazado mi vida en este último tiempo, pero me asombro por sobre todo que conociese mi búsqueda, sin embargo fui insolentemente incrédulo en mi respuesta:
- ¿De que libro me hablas? –
Fueron mis insÃpidas palabras. Su calidad mirada no cambio en nada a pesar de mi frÃa reacción;
- Te hablo del Intelogo de Vhren, y del último tomo, el de Avahor. Puedo dar fe de que estuve allà cuando Iveor destruyo todos los tomos del Intelogo, y también puedo dar fe de cómo Avahor hizo copia de todo el Intelogo previniendo esto, y encomendó a mi Señor su cuidado-
Una olvidada sensación de alegrÃa apareció en mi interior, cuando asimile las palabras que esa enigmática mujer me estaba diciendo; entender que la posibilidad de llegar al final de mi búsqueda estaba allà frente de mÃ, después de haberla abandonado me conmovió en todos mis sentidos. Con mis manos temblorosas deje los pergaminos y la pluma en la mesa, me puse de pie y me dirigà hacia una ventana que daba al exterior tratando de sobreponerme en el trayecto a lo que estaba viviendo en ese instante.
- Boras, el Intelogo de Vhren es mucho mas que la historia de los reyes de Ekrom, en ese libro se encuentran las respuestas que tarde o temprano todo hombre deberá buscar para salvar su vida y la de sus queridos- continuo la mujer.
- Allà se cifraron en mÃticas historias, todos los secretos que el creador revelo a cada dios y estos a su vez revelaron a los hombres escogidos en Terra para gobernar Ekrom-
- En el Intelogo de Vhren se anuncio la venida de Iveor, su subida al poder, su derrota, su destierro y se anuncia también la caÃda de otro grande, y de cómo ese grande que es mas grande que Iveor, vendrá a Terra y la desolara, vendrá a Ekrom y la arrasara y destruirá, vendrá donde los que fueron sus seguidores y los exterminará-
Mientras miraba los últimos rayos de sol escapar del horizonte y notaba como la oscuridad de la noche avanzaba sobre ese azul cielo, comprendà que hasta ese dÃa, la voluntad de emprender esta búsqueda no era propia mÃa, la fuerza de mi tristeza no venia de mi corazón, quizás no solo yo estaba vagando en esas ciudades, ni en esos valles, sino que quizás Vhren y los demás vagaban conmigo en medio de la soledad de este destino.
- Desafortunadamente Boras- prosiguió esa dulce voz, - solo existen cincuenta y nueve de los sesenta y un tomos del Intelogo, el tomo de Avahor nunca llego a nuestras manos, el emisario nos dijo que Avahor no habÃa autorizado la copia de ese libro hasta el dÃa que el muera, y asà pasar a ser parte de la tradición y el tomo sesenta y uno pronto deberá escribirse
- Sesenta y un tomos- exclame en mi interior
- El tomo de Avahor, ¿esta perdido?- pregunte a mis oyentes.
- No, no lo esta- me respondió esa voz
- Ese libro no existe-, escuche como un trueno en mi mente.
- Esa es la razón por la que hoy me encuentro aquà frente a ti, Boras Dien Telsilli-
- Quise conocerte antes, pero no me fue permitido- pronunció con resuelta decisión.
- Boras, tienes que escribir nuevamente ese libro, y debe quedar idéntico al que redactaste en el Ejjio Haldan- dijo por ultimo la mujer.
- Tu tiempo de búsqueda, y mi tiempo de espera hoy llegan a su fin-
- Mi nombre es Ancalia, de la ciudad de Crento, en Irntu Hel, y soy sacerdotisa del culto al Padre Sol, es él, quien me ha enviado por ti hasta este lugar de Enthashara-
Mil pensamientos recorrieron en mi mente, mil preguntas en mi corazón, conocer tan grata respuesta y sobre lo mismo una terrible desdicha. Verme enfrentado a una decisión que posiblemente afectará el resto de mi vida me llevaron a buscar en mis armarios una botella con un resto de Mostefel (****), y beber un sorbo para calmar mi espÃritu.
- Los hombres que te acompañan- respondà a la mujer que permanecÃa quieta en la mesa
- ¿Vienen por si me niego a acompañarte?-.
Con su inalterable mirada, me respondió en tono desafiante
- Tu no te negaras a venir conmigo, Boras… No es tu naturaleza negarte a lo que el destino te ofrece- dijo, como si supiese todo de mÃ.
- Los guardias están para mi protección, el advenimiento del grande será en cualquier momento, y ya hay muchos de sus siervos preparando su camino en Terra…-
Gran Maestro, desde aquà comencé mi ruta por este intrincado destino, los libros que están en su mano son la única copia fiel del Intelogo, el tomo sesenta y uno esta en poder de Ancalia, Será enviado antes del siguiente Ejjio Bersal. Espero comprensión en su lectura, he querido redactarlo con sentimientos fraternos y tratando de transmitir esta felicidad que hoy tengo. Las otras cartas han sido enviadas a quienes se me solicito.
Desde Ekrom, sintiendo el olor de esta amada tierra, su servidor
Boras.